miércoles, 23 de octubre de 2013

TOCANDO PARA EL PLACER

Siempre le pregunto a las personas: ¿Cuál es tu órgano sexual más grande? Divagan y comienzan a dar diversas respuestas. Pocas son las que me dicen: La Piel.
Considerada un órgano, la piel cubre toda la totalidad del cuerpo humano y está dotada de receptores nerviosos que nos permiten tener contacto con el ambiente en el que nos encontramos y responder a los diversos estímulos que se nos presentan, así como de la capacidad de adaptación a estos. Estos incluyen los estímulos sexuales táctiles. La sensibilidad aportada conforma el cuarto sentido de este ciclo: El Tacto.
Nos comunicamos a través del tacto de manera sencilla y elocuente. Se caracteriza por ser afirmativo, tranquilizante, confortable y esencial.

Ternura táctil
En una relación de pareja, sexual y afectiva, el tacto posee una importancia vital. Es el sentido que, con más voluptuosidad, usamos en la cama pero, a su vez, el más olvidado fuera de ella. Existe la tendencia de interpretar todo contacto táctil con la pareja como una antesala a la interacción sexual. También es frecuente observar como este tipo de estimulación se limita sólo al ejercicio de la función sexual en pareja.
En una relación afectiva, la ternura puede confundirse fácilmente con la sensualidad y la sexualidad. Muchas mujeres afirman que sus compañeros no conciben el tacto sin actividad sexual, considerándole un acto de desconcertante e incluso una pérdida de tiempo.
Con mucha frecuencia, los Médicos Sexólogos enfrentamos esa incapacidad de apertura al tacto cuando, como parte de nuestra terapia, indicamos el Placereado, técnica que consiste en autocaricias (tocarse a sí mismo) y heterocaricias (tocarse en pareja). Esto puede reflejar buena parte de la formación de la personalidad y de actitudes derivadas de su dinámica familiar y del manejo de las expresiones de afecto en los años infantiles, perpetuado en la adolescencia y adultez para arraigarse al propio ser. Otras veces, como es lamentable aunque frecuente en nuestros días, muestra estigmas de abuso sexual en la infancia (que genera temor y angustia, por lo que se evade el contacto y se crea aversión hacia el mismo).

Tacto curativo
El  tacto abre una vía hacia una mayor autoexpresión. El masaje puede aliviar el estrés. En una relación sexual afectiva, ambos componentes de la pareja tienen la oportunidad de restablecer los desequilibrios entre ellos. En sí, fomenta el acercamiento y el fortalecimiento de ambos como individuos y como pareja, así como de los componentes de la relación: amor, sexo y compromiso.
Si en la cama y al momento del contacto sexual funciona, también lo debería fuera de ella. Abrazos, caricias suaves en cualquier parte del cuerpo, aproximaciones, o tan sólo estar muy juntos el uno del otro para darse calor y sentirse acompañados, refugiados y apoyados. Aflora la cercanía, la comodidad y la unión.

Sentir y dejarse llevar
Uno de los principios esenciales de la sexología es “Sentir y no pensar”. No pensar en lo externo y ajeno a la sexualidad, liberarse de pensamientos que pueden desencadenar angustia (estado psicoemocional anti-sexual), ubicarse en el entorno erótico-sexual creado en ese encuentro, abstraerse del mundo exterior. En sí, abandonarse a todas las sensaciones táctiles abundantes y predominantes (aunque también a las de los otros sentidos del cuerpo).
Existen ejercicios que permiten a las personas abrirse a la sexualidad. Dificultades en el disfrute sexual, desconfianzas, y distorsión de los significados de lo sexual contribuyen con este obstáculo.
Todo el cuerpo, desde la cabeza hasta los pies, por delante y por detrás, en toda la extensión de la piel, puede convertirse en una zona erógena potente y gratificante por todo el placer que produce y que exalta la sexualidad al facilitar la respuesta sexual.

Dar y recibir
Toda actividad le lleva implícito pues, al acariciar, la persona receptora siente donde le tocan, mientras que la persona dadora recoge sensaciones en sus manos o la parte del cuerpo con la que acaricia y tiene contacto.
Por paradigmas sexuales, como el papel del hombre de “dador y generador de placer” (por ser su obligación o deber complacer a su pareja y hacerle llegar a un orgasmo), así como el de “mujer objeto sexual”, no se logra disfrutar de toda la interacción sexual. Estos se convierten en factores distractores por el monitoreo de todo lo que se hace sexualmente, ya sea por lograr tener un buen desempeño o al querer determinar los resultados de ese contacto sexual. Ambos disfrutan de todo contacto y, la mejor manera de apreciarlo, es a través del tacto.

Tips Sexuales
  • La caricia es suave y delicada, por lo que el contacto debe ser delicado, llevado a cabo con dedicación y con muchos deseos de sentirlo en conjunto con nuestra pareja.
  • Puede combinar las caricias suaves con algunas más intensas acompañándoles de apretamientos y presión sutiles.
  • Complemente la estimulación táctil con caricias húmedas (de labios y/o lengua) y fricción del cuerpo.
  • El contacto total cuerpo-a-cuerpo permite compartir las texturas y temperaturas de ambos miembros de la pareja.

FLECHAZO VISUAL


La mayoría de las personas consideran que hay química al conocer a alguien que logra captar su atención. En sí, que les atraiga. Pero lo primero que ocurre es “física” pues todo empieza con los ojos. Una mirada correspondida y ya nos sentimos enganchados. Una especie de flechazo (más si quién lo lleva a cabo es el mítico personaje Cupido).
Analizaré las fuerzas subyacentes que regulan nuestra atracción hacia determinadas personas a través del envío subconsciente de señales sexuales a través de nuestra actitud, comportamiento, forma de vestir y cómo explotar el sentido de la vista para enriquecer nuestra vida sexual.

El sentido de la atracción
Al lanzar una mirada en una sala llena de gente y sentirte inmediatamente atraíd@ por una persona, es un evento muy emocionante (aunque a su vez pudiese ser desalentador). Quizás esa persona nos recuerda a una persona amada o que perdimos hace tiempo. Tal vez sea su forma de hablar, de comportarse, de vestir… Hay algo agradable en quien vemos, pudiendo atribuírsele esas características propias del prototipo de pareja que nos hemos preestablecidos para nosotros mismos. Además, lo que vemos nos hace crearnos expectativas acerca de esa persona que, tal vez, no sean cubiertas. Eso sucederá si hay acercamiento y comienza el proceso de conocerse.

Contacto visual
Un dicho muy manejado es que “los ojos son el reflejo del alma”. Puede resultar muy incómodo conversar por mucho tiempo con una persona que lleve puestos lentes de sol. Verse a los ojos es un factor que nos conecta, sobre todo si hay atracción. La primera interacción con una persona es el contacto visual. Examinamos el rostro de inmediato, prestando especial atención a los ojos y los labios.
Los ojos poseen su propio lenguaje de atracción. Ver unos ojos inquietos, que miran de reojo, y hasta como parpadean, o un guiño, es una llamada o se constituirá en un enigma sexual. Haciendo un conjunto con la sonrisa que pueda acompañarle y el lenguaje corporal, tendrá un significado claro.

Lenguaje corporal
El lenguaje corporal reforzará la interacción, sobre todo si esta es positiva. Los movimientos de las manos serán más expansivos – denotando apertura – y, con el tiempo, podrán hacerse más posesivos. El cuerpo girará para poder mirarse mejor e incrementar el contacto visual. Ojos muy abiertos, cejas levantadas, bocas abiertas o entreabiertas, y sonriendo y riendo. Al echar la cabeza hacia atrás, exponen más el cuello y la garganta, a su vez asienten cada vez más con la cabeza para animar a la otra persona en la conversación. A medida que se adquiere más sensualidad, la conversación se hace más intima, se pueden entrelazar las manos, puede pasarse un brazo por la cintura, y luego los besos.

Rasgos sexuales
El cuerpo masculino es más ancho, más alto, y más musculoso. Las facciones son más fuertes, los hombros amplios, la cadera más estrecha, y los miembros superiores e inferiores más fuertes. Como un triángulo de base superior. Generalmente, es velludo y puede aparecer calvicie al avanzar en edad. La nuez de Adán en el cuello es prominente.
La mujer posee una pelvis ancha, ligeramente inclinada hacia atrás, con mamas en su pecho y depósitos de grasa más desarrollados en la cadera y los muslos. Su espalda es más estrecha. De esa manera, su cuerpo semeja un triángulo de base inferior. El cuerpo femenino suele parecer más carnoso y de contornos más redondeados.
Estas características físicas se complementan con la vestimenta y el patrón de comportamiento que, socioculturalmente, se ha ido afianzando en nuestras sociedades. A su vez, pueden constituirse como aspectos atractivos para quien los ve y espera encontrarlos en quien pueda ser un buen prospecto de pareja.

Desnudez
La visión del cuerpo desnudo de la pareja es motivo de excitación y activación sexuales, además de placer. Suprime las barreras y nos hace contactar nuestras emociones y afectos.
Al quedar desnudos uno frente al otro por primera vez, se fomenta curiosidad e impaciencia. También expectativas ante la posibilidad de no parecer atractivos si hay algo de gordura o delgadez. Debo recalcar que el cuerpo es “el templo donde habita mi alma” y, aunque de dimensiones y figuras diferentes, puede expresar innumerables formas de belleza y atractivo. Entre gustos y colores…
La semidesnudez también es posible y tiene sus ventajas. Puede ser un factor de seducción, alimentador del deseo sexual y la pasión, además de un llamado al intercambio sexual en pareja. En este aparte se puede incluir la ropa interior o cualquier otra prenda sexy de vestir que insinúa e intensifica el momento del contacto sexual.

Observación
Al observar, miramos con detenimiento y mucha atención. Y nuestro cerebro codifica esas señales visuales y las convierte en respuesta. Y si son sexuales, desencadenan una respuesta sexual.
Autoestimularse frente a la pareja puede ser una experiencia realmente excitante y enriquecedora. Puede alimentar el morbo sano – muy necesario en una pareja y, sobre todo, en las interacciones sexuales – y muestra como tu pareja lo hace, por lo que puedes aprender como le gusta llevarlo a cabo y qué método utiliza para cuando vayas a estimularle manualmente sus órganos genitales.
En pareja, la contemplación de ambos puede generar un gran placer. Para ello, hay que contar con un gran espejo y contemplar el cuerpo completo de ambos, cómo se juntan, los gestos de placer, el contacto de un cuerpo contra el otro, y ver a tu pareja estimulándote. Por supuesto, para ello es necesario el consentimiento de ambos pues puede suceder que uno está dispuesto mientras que el otro miembro de la pareja no por no considerarle apropiado.
También es válido mirar las reacciones sexuales de tu pareja mientras interactúan, lo que puede funcionar como un factor estimulante y de conocimiento de la respuesta sexual de la pareja.

EL AROMA DE LA SEXUALIDAD

El olor natural del cuerpo es muy excitante. Nos desprendemos de él mediante el baño o lavados diarios, hasta lo ocultamos con fragancias artificiales. Se considera al olfato el sentido que da la definitiva en lo que denominamos “química sexual” y, por consiguiente, de la atracción.
Podemos utilizar fragancias naturales estimulantes, mejor si vienen en aceites, para lograr una mejor impregnación de la piel y mayor durabilidad del aroma.
No hay que dejar de lado a las feromonas, sustancias inodoras e incoloras producidas por nuestros cuerpos, captadas por el órgano vomeronasal que se encuentra en nuestras narices, y que logran la activación sexual y un intercambio sexual de placeres muy intensos.

Oler el sexo
En cada fosa nasal, hay aproximadamente tres millones de receptores olfativos, divididos en dos partes a manera de estampillas. Estos receptores son los únicos nervios del cuerpo expuestos directamente al aire. Los receptores de la cavidad nasal izquierda transmiten mensajes al hemisferio cerebral izquierdo (el de la lógica), y los de la cavidad derecha, al hemisferio derecho (el de la intuición). Por lo tanto, el olor se identifica en el izquierdo y se describe emotivamente en el derecho.
El olfato es el sentido más rápido de los cinco que poseemos. Apenas tardamos medio segundo en identificar cuál de los 10.000 olores registrados en nuestro cerebro flota por debajo de nuestra nariz.
Sexualmente hablando, encontramos términos novedosos, actuales y técnicos como "Barosmia", que es la excitación desencadenada por el olfato; "Ozolagnia", la excitación sexual provocada por los olores fuertes; "Renifleurismo", cuando la excitación proviene del olor a orina (asociado a problemas como la Urofilia, fijación a la orina para lograr la activación de la respuesta sexual); "Olfactofilia u Osmolagnia, cuando se trata de olores que provienen de las axilas o de los órganos genitales, y, para que veáis que no todo va "de lo mismo", "Antolagnia", la excitación sexual que produce oler flores.
Es innegable la importancia que tienen los olores corporales antes, durante y después de nuestras relaciones sexuales. La sexualidad y el amor son pura química, por lo que no hay que desdeñar el papel fundamental que juega nuestra nariz a la hora de encender (o apagar) la llama de la pasión.
La alemana Ingelore Ebberfeld es la autora de una interesante tesis doctoral que intenta responder qué función desempeñan los olores en nuestra sexualidad. Para elaborar su estudio realizó una encuesta en la que casi la mitad de los participantes afirmaron ser estimulados sexualmente por el olor de sus parejas e incluso un 8% de hombres y un 5% de mujeres "confesaron" haber recurrido a ropa anteriormente usada por sus parejas como instrumento de excitación.
Tras el olor corporal sin perfumes, aparece en la lista el olor corporal perfumado (45%), el olor íntimo (31%), el olor después del acto sexual (26%) y el olor axilar (23%). Independientemente de los resortes que se disparan y activan en nuestro organismo ante ciertos estímulos olorosos, queda claro que los olores tienen mucho que ver en la comunicación sexual. En este sentido, juegan un papel muy importante las feromonas. Aunque no podemos percibir su olor, nuestro cuerpo reacciona ante su presencia e incluso influyen en la elección de la pareja aunque, a diferencia de los demás animales, no reaccionamos automáticamente ante ellas.
Mención especial en este aromático "post" merecen los olores que expelen nuestros órganos genitales. Ya hemos comentado los efectos afrodisiacos que producen en algunas personas.
Sea como sea, los olores corporales genitales tienen el efecto contrario al que estamos comentando en muchas personas. Repelen, dan asco y se lucha denodadamente para eliminarlos. A veces, tanto rigor higiénico puede ser perjudicial, llegando a alterar la naturaleza genital al usar jabones o desodorantes que irritan o se cargan algunas bacterias beneficiosas para la salud de la vagina, por ejemplo. En cualquier caso, una buena higiene diaria siempre es aconsejable, como en el resto del cuerpo, pero sin obsesionarse ni arrancarse la piel.

Seducción Sexual con Aromaterapia
Obras literarias importantes como El jardín perfumado de Jeque Nefzawi y, el más controversial y actual, El perfume de Patrick Süskind, muestran el poder de los olores.
Los árabes fueron los pioneros en el arte de la perfumería. Descubrieron el sistema de conseguir a partir de plantas aromáticas, y extraer algalia y almizcle de las glándulas sexuales de algunos animales y de almizcleros vivos. En la actualidad, puedes intentar seducir a tu pareja con deliciosos aromas, manufacturados sin el uso de animales, y que se pueden adquirir a muy buenos precios. El uso de estos aceites es útil para alcanzar el bienestar físico y mental. Pueden utilizarse en masajes sensuales, para unción de la piel, en el baño, y para aromatizar ambientes (sobre todo el dormitorio) usando los llamados sacheteros.
 Entre estos aromas y aceites tenemos algunos “Afrodisíacos”:
·         Enebro: Olor especiado y leñoso, con propiedades relajantes y estimulantes.
·         Espliego: Floral y tenaz, utilizado para el alivio de quemaduras.
·         Geranio: Aroma floral, tónico, sedante y antiséptico. Equilibra el cutis y alivia la ansiedad.
·         Incienso: Leñoso y especiado, relajante, rejuvenecedor y estimulante de las emociones.
·         Jazmín: Dulce, floral, rico, exótico y sensual. Levanta el ánimo.

·         Pachulí: Seductor, base de muchos perfumes fuertes. Estimulante si se usa en pequeñas cantidades y sedante si se usa libremente.

HABLAR Y OIR EL SEXO

El oído es un instrumento de equilibrio, delicadamente sintonizado para la armonía y la discordia. Una charla en la cama te ofrece la oportunidad de indicar a tu pareja como realmente te sientes y deseas, de compartir confidencias y fantasías, de solicitudes y halagos por lo que se hace. De los gemidos sensuales que expresan nuestro placer y nuestra satisfacción.

La cama puede ser también el lugar para hablar tranquilamente de las dificultades, acostados y mirándose a los ojos. Es el lugar en que ambos miembros de la pareja pueden ayudarse mutuamente con los problemas y diferencias emocionales y sexuales. Dado que a los hombres les resulta muy difícil hablar de amor y sexualidad, normalmente suele ser la mujer la que toma la iniciativa. En dicha conversación, se debe manejar el interlocutor de la manera más asertiva, evitando juzgar, criticar, culpar o recriminar. Uno de mis dichos más sabios es “Un problema no se resuelve con otro”. En este caso, es agravar en vez de mejorar. Lo que se diga puede herir a quien nos escucha, aunque hay que considerar que no se debe interpretar nada sin preguntar que se quiere decir si se tiene o crea duda. Esto es especialmente válido si se comparten fantasías sexuales que involucren otras personas diferentes a la pareja.

Fantasías compartidas
Como su nombre lo dice, una fantasía es una situación totalmente imaginaria e irreal. Un mundo onírico, una ensoñación. En el caso de las fantasías de tipo sexual, de manera individual, se convierten en un intenso estímulo endógeno de excitación y placer sexual, además de alimentar el morbo sano. Al momento de compartirse, se debe ser muy abiert@ y comprensiv@ pues, al sentir que estas te afectan, pueden convertirse en un factor de discordia, desembocando en discusiones.
La diferencia entre una fantasía sexual y su representación en la vida real es que no implica ninguna responsabilidad. En la fantasía, todo marcha de acuerdo con los deseos de su autor. No se impone la voluntad de otra –u otras- personas, ni sensaciones físicas extrañas. El autor de la fantasía se centra en adaptar la imagen mental a las exquisitas sensaciones que pueden conducir a un orgasmo. Muchas veces son situaciones no viables o no compatibles con el placer real si se buscan hacer realidad. Muchas parejas prefieren que las fantasías permanezcan en la irrealidad por evitar displaceres o frustraciones.

¡Háblame sucio! 
Lo que se consideran “palabrotas” o “groserías”, pueden en algún momento convertirse en elementos de incremento de la intensidad sexual en una relación sexual, sobre todo si se tiene el gusto por oír o hablar.
De acuerdo a características y vivencias muy propias, podemos enfocarnos en uno de nuestros sentidos en particular y exaltarlo en nuestra vida diaria, actividades cotidianas y encuentros sexuales.
En vez de “malas palabras”, considero que esos términos catalogados como soeces son más coloquiales y populares que insultos. Pero, por esa implicación de significado e intención, lo prohibitivo y lo reprendible, pueden dar confirmación a la intimidad en pareja, a la confianza, a la apertura sexual, a lo clandestino, y a crear hasta códigos propios de la pareja.
A su vez, demuestran cómo la intensidad de la pasión nos hace desbocarnos, perdiendo así los controles conscientes, cayendo en desinhibiciones y poder soltar así “vulgaridades sexuales” que, si se esperan o se desean, realzaran el placer sexual. En el momento en que no se esperan ni se desean –por aprendizaje sexual e influencia sociocultural- se constituyen como repelentes sexuales, antiplacer y bloqueantes del buen desenvolvimiento de la respuesta sexual, a su vez generadores de conflictos de pareja.
Lo ideal es conocerse sexualmente de manera integral. Y si algunos no se conocen por no haber aflorado de manera espontánea, aprender a disfrutarlos, moderarlos, modificarlos, o negociarlos para evitar discordias y efectos perjudiciales.

¿Lo hacemos por teléfono?
Muchas parejas, durante el noviazgo o aun durante la convivencia, al separarse circunstancial y temporalmente, y querer mantener el contacto y el apasionamiento que se producen entre sí, pueden iniciar juegos sexuales a distancia a través de la seducción por conversaciones telefónicas.
En ocasiones, el hecho de no estarse viendo a la cara a otra  persona ni enfrentándose directamente, se puede ser totalmente libre para expresarse verbalmente en lo sexual. A su vez, le permite al escucha, conocer más los gustos y preferencia de actividades del repertorio erótico de su pareja. Esto propiciaría una mejor interacción futura, traduciéndose en mayor disfrute, placer, y satisfacción sexuales.
Si se practica de manera aislada, esporádica, obedeciendo a ciertas condiciones transitorias, es sano. Ahora, si se convierte en el método exclusivo de activación sexual, ya es una parafilia o disfunción sexual, la cual se denomina Escatofilia telefónica. Este trastorno también se considera cuando las llamadas telefónicas pueden ser a personas conocidas o no y, en vez de ser llamadas eróticas, más bien son del tipo amenazante o insultante.
También es diferente al servicio de Líneas Calientes en las que, a través del pago de tarifas por minutos, se puede obtener satisfacción sexual imaginaria de los deseos de quien realiza llamada y la complacencia de quien trabaja en dichos centros de “sexo telefónico”.

SABOREA LA ESENCIA DE TU PAREJA

Aprende a sacar el máximo partido de los besos para ofrecerle a tu pareja un masaje de cuerpo entero mediante lamidas, succiones, mordisqueos y soplidos. La lengua y los labios tienen una gran sensibilidad, por lo que es necesario desarrollar y controlar su sensibilidad. Conoce los íntimos placeres de la estimulación oro-genital (como le denominamos en sexología a lo que se conoce como “Sexo Oral”).

Unión de labios
El beso en la boca es reminiscencia del hábito primitivo de la alimentación, que implica introducir en uno mismo cualquier cosa que resulte alimenticia y deseable (tomando en cuenta que, en las sociedades primitivas, luego del destete, las madres masticaban los alimentos de los bebés hasta hacerlos digeribles y pasarlos a la boca del bebé, quien buscaba la comida con la lengua). Se asoció el amor y la atención con el contacto oral. Las parejas actuales sienten, en ocasiones, la necesidad de comerse mutuamente mediante succiones, besos, empujones con la lengua e incluso mordiscos.
El arte del beso se puede aprender. Un beso violento con la intención de demostrar pasión o un beso muy flojo y húmedo, no son en absoluto formas de besar a nadie y mucho menos en el posible inicio de una relación sexual.
La higiene bucal es de máxima importancia. Dientes, encías y lenguas sanas y limpias son la base de un aliento fresco. Si se fuma, es más rigurosa la higiene bucal (un dicho reza que “besar a un fumador es como lamer un cenicero”). En estos casos, es obligatorio el uso de enjuagues bucales muy efectivos. Lo mismo si se consumen alimentos con especias fuertes – como el ajo – a menos que ambos lo ingieran.
Unos labios sensuales son blandos. Para mantenerlos suaves y sin grietas ni resequedad, es conveniente la aplicación frecuente de bálsamos o cremas en preparaciones de crema de cacao y hasta en los labiales.
En caso del hombre, debe mantener la barba y el bigote recortados pues los vellos pueden pinchar o raspar la superficie de labios y mejillas, lo que hace desagradable el contacto oral. Barba y bigotes deben ser higienizados bien diariamente y después de comer para evitar los malos olores o la fijación de los olores de estos en el vello.

Besos en el cuerpo
La nuca, el cuello, las orejas y los hombros son zonas del cuerpo altamente sensibles, erógenas y “besables” y su uso activa sexualmente y de manera rápida a quien la recibe. Este tipo de estimulación con los labios es muy rica en sensaciones placenteras. Por supuesto que los genitales y los pezones – en ambos sexos – son extremadamente sensibles a la estimulación oral.
No debemos desperdiciar ni un milímetro de la piel de la pareja para poder descubrir así sus zonas erógenas particulares, para descentralizar la sexualidad e los genitales, deleitarnos más con todo su cuerpo y poder percibirlo y disfrutarlo con todos los sentidos. Muchas parejas consideran un baño juntos previo antes de la estimulación oral de todo el cuerpo, otros disfrutan de olores y sabores naturales y propios del cuerpo (considerados muy excitantes).
Este tipo de contacto conecta el interior de una persona con la intimidad y la adoración. A su vez, puede convertir se en preludio para la estimulación oro-genital.

Fellatio y Cunnilingus
Posiblemente, el más íntimo de los contactos. Permite visualizar los genitales muy de cerca, apreciar sus olores y sabores, así como su textura con las manos, los labios y la lengua.
El control médico – odontológico, ginecológico, urológico, dermatológico y sexológico – de nuestros órganos sexuales y de nuestro estado general (incluidos análisis de sangre para VIH y sífilis, o por infecciones o lesiones en la boca) garantiza el disfrute de esta práctica sexual, además de estimular el contacto con nosotros mismos y el verdadero valor que damos a nuestra pareja al protegerle de cualquier infección. Buena parte de la salud sexual!!
Debe llevarse a cabo sólo si ambos miembros de la pareja lo desean (hacer o recibir), o si están en la disposición de aprender a hacerlo y disfrutarlo, y si no hay prisa. El llamado “69” es recomendable cuando ambos desean compartir la experiencia. Muchas veces, uno de los miembros de la pareja se concentra en hacerlo pues es lo que desea experimentar y se convierte en el componente activo del contacto oral.
Para el Cunnilingus, es necesaria la separación manual de los labios mayores y menores de la vulva con las manos. En cuanto al clítoris, la punta de la lengua debe rozarle de un lado al otro o de arriba hacia abajo, con lentitud – por ser muy sensible – y asegurándose de mantener húmeda la lengua para facilitar el deslizamiento. Los labios menores y mayores deben recibir esa estimulación también con lamidas, succiones suaves y mordisqueos muy sutiles. Puede hacerse una especie de penetración lingual en la vagina, rodeando su entrada con la lengua y empujando con esta dentro de la vagina.

Para el Fellatio, el pene debe ser tomado con la mano y descubrir el glande al retraer el prepucio, así como una higiene adecuada (recordar que el esmegma puede adquirir un olor particular que puede resultar muy desagradable). De esta forma, si el varón empuja, no provoca el reflejo del vómito (por ponerse límite al limitar la penetración oral con la mano asiendo al pene en su base). Puede succionarse suavemente todo el pene pero especialmente el glande – su zona más sensible -. Los labios deben ejercer una presión suave sobre su superficie. Puede lamerse por su dorso, su parte ventral y sus costados. Si se desea la eyaculación por este método y no se quiere estar en contacto con el semen, pueden utilizarse los preservativos de olor y sabor. Los testículos pueden ser receptores de este tipo de estimulación si son lamidos a través del escroto o son colocados dentro de la boca para ser saboreados.