El olor natural del cuerpo es muy
excitante. Nos desprendemos de él mediante el baño o lavados diarios, hasta lo
ocultamos con fragancias artificiales. Se considera al olfato el sentido que da
la definitiva en lo que denominamos “química sexual” y, por consiguiente, de la
atracción.
Podemos utilizar fragancias
naturales estimulantes, mejor si vienen en aceites, para lograr una mejor
impregnación de la piel y mayor durabilidad del aroma.
No hay que dejar de lado a las
feromonas, sustancias inodoras e incoloras producidas por nuestros cuerpos,
captadas por el órgano vomeronasal que se encuentra en nuestras narices, y que
logran la activación sexual y un intercambio sexual de placeres muy intensos.
Oler el sexo
En cada fosa nasal, hay aproximadamente
tres millones de receptores olfativos, divididos en dos partes a manera de
estampillas. Estos receptores son los únicos nervios del cuerpo expuestos
directamente al aire. Los receptores de la cavidad nasal izquierda transmiten
mensajes al hemisferio cerebral izquierdo (el de la lógica), y los de la
cavidad derecha, al hemisferio derecho (el de la intuición). Por lo tanto, el
olor se identifica en el izquierdo y se describe emotivamente en el derecho.
El olfato es el sentido más
rápido de los cinco que poseemos. Apenas tardamos medio segundo en identificar
cuál de los 10.000 olores registrados en nuestro cerebro flota por debajo de
nuestra nariz.
Sexualmente
hablando, encontramos términos novedosos, actuales y técnicos como "Barosmia",
que es la excitación desencadenada por el olfato; "Ozolagnia",
la excitación sexual provocada por los olores fuertes; "Renifleurismo",
cuando la excitación proviene del olor a orina (asociado a problemas como la
Urofilia, fijación a la orina para lograr la activación de la respuesta sexual);
"Olfactofilia u Osmolagnia”, cuando se trata de olores que provienen de las axilas
o de los órganos genitales, y, para que veáis que no todo va "de lo
mismo", "Antolagnia", la excitación sexual que produce
oler flores.
Es
innegable la importancia que tienen los olores corporales antes, durante y
después de nuestras relaciones
sexuales. La sexualidad y el amor son pura química, por lo que no
hay que desdeñar el papel fundamental que juega nuestra nariz a la hora de
encender (o apagar) la llama de la pasión.
La
alemana Ingelore Ebberfeld es la autora de una interesante tesis doctoral que
intenta responder qué función desempeñan los olores en nuestra sexualidad. Para
elaborar su estudio realizó una encuesta en la que casi la mitad de los
participantes afirmaron ser estimulados sexualmente por el olor de sus parejas
e incluso un 8% de hombres y un 5% de mujeres "confesaron" haber
recurrido a ropa anteriormente usada por sus parejas como instrumento de
excitación.
Tras
el olor corporal sin perfumes, aparece en la lista el olor corporal perfumado
(45%), el olor íntimo (31%), el olor después del acto sexual (26%) y el olor
axilar (23%). Independientemente de los resortes que se disparan y activan en
nuestro organismo ante ciertos estímulos olorosos, queda claro que los olores
tienen mucho que ver en la comunicación sexual. En este sentido, juegan un
papel muy importante las feromonas. Aunque no podemos percibir su olor, nuestro
cuerpo reacciona ante su presencia e incluso influyen en la elección de la
pareja aunque, a diferencia de los demás animales, no reaccionamos
automáticamente ante ellas.
Mención
especial en este aromático "post" merecen los olores que expelen
nuestros órganos genitales. Ya hemos comentado los efectos afrodisiacos que
producen en algunas personas.
Sea
como sea, los olores corporales genitales tienen el efecto contrario al que
estamos comentando en muchas personas. Repelen, dan asco y se lucha
denodadamente para eliminarlos. A veces, tanto rigor higiénico puede ser perjudicial,
llegando a alterar la naturaleza genital al usar jabones o desodorantes que
irritan o se cargan algunas bacterias beneficiosas para la salud de la vagina,
por ejemplo. En cualquier caso, una buena higiene diaria siempre es
aconsejable, como en el resto del cuerpo, pero sin obsesionarse ni arrancarse
la piel.
Seducción Sexual con Aromaterapia
Obras
literarias importantes como El jardín
perfumado de Jeque Nefzawi y, el más controversial y actual, El perfume de Patrick Süskind, muestran
el poder de los olores.
Los
árabes fueron los pioneros en el arte de la perfumería. Descubrieron el sistema
de conseguir a partir de plantas aromáticas, y extraer algalia y almizcle de
las glándulas sexuales de algunos animales y de almizcleros vivos. En la
actualidad, puedes intentar seducir a tu pareja con deliciosos aromas,
manufacturados sin el uso de animales, y que se pueden adquirir a muy buenos
precios. El uso de estos aceites es útil para alcanzar el bienestar físico y
mental. Pueden utilizarse en masajes sensuales, para unción de la piel, en el
baño, y para aromatizar ambientes (sobre todo el dormitorio) usando los
llamados sacheteros.
Entre estos aromas y aceites tenemos algunos “Afrodisíacos”:
·
Enebro:
Olor especiado y leñoso, con propiedades relajantes y estimulantes.
·
Espliego:
Floral y tenaz, utilizado para el alivio de quemaduras.
·
Geranio:
Aroma floral, tónico, sedante y antiséptico. Equilibra el cutis y alivia la
ansiedad.
·
Incienso:
Leñoso y especiado, relajante, rejuvenecedor y estimulante de las emociones.
·
Jazmín:
Dulce, floral, rico, exótico y sensual. Levanta el ánimo.
·
Pachulí:
Seductor, base de muchos perfumes fuertes. Estimulante si se usa en pequeñas
cantidades y sedante si se usa libremente.
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